Hanoi en cinco bocados: Buen provecho!
- Chilean Mate

- 3 nov
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Hanoi no se entiende desde los templos ni los museos, sino desde el humo que sale de una olla callejera a las siete de la mañana. La capital vietnamita es una orquesta de bocinas, vapor y hierbas frescas que se cuelan por los poros. Comer aquí no es turismo: es supervivencia con sabor a salsa de pescado y orgullo ancestral.
Olvídate del “foodie trip” con fotos de Instagram. Esta es una ruta de cinco bocados en Hanoi (de desayuno a almuerzo) que te va a enseñar lo que los locales comen cada día, lo que realmente sabe a Vietnam.
1. Banh Cuon Nong – El desayuno que despierta la ciudad

Empieza temprano, antes de que el calor te derrita la dignidad. El Banh Cuon Nong es una fina sábana de masa de arroz rellena de cerdo y hongos, suave como una disculpa y tan honesta como el amanecer. Lo sirven con cebolla frita y un baño de salsa de pescado que huele a pecado y hogar al mismo tiempo.
Por unos 30.000 a 40.000 VND (1.20 – 1.60 USD), entenderás que en Vietnam el arroz no es un acompañamiento, es religión. Un desayuno que no grita “turista”, sino “bienvenido al caos”.
2. Cua Hang Banh Goi Quoc Su – El pecado frito del casco antiguo

A media mañana, busca este pequeño local en Ly Quoc Su. No tiene letrero bonito ni mesas cómodas, pero sus bánh gối —empanadillas fritas rellenas de carne, fideos y verduras— valen cada gota de aceite.
Por 5.000 a 30.000 VND (0.20 – 1.20 USD), descubrirás que en la comida callejera de Hanoi todo lo que cruje cuenta una historia: pobreza, ingenio y sabor sin filtros. Aquí nadie te vende una “experiencia gourmet”. Te venden grasa, honestidad y felicidad en un bocado.
3. Bami Bread – El banh mi que sobrevivió al colonialismo

El Banh Mi es lo más parecido a una reconciliación entre Francia y Vietnam… si las reconciliaciones se comieran con las manos y te gotearan salsa por la barbilla. En Bami Bread, el pan cruje con un relleno de cerdo char siu, embutidos locales y vegetales encurtidos que te devuelven la fe en el mestizaje.
Por 45.000 VND (1.85 USD), te llevas un sándwich que resume un siglo de historia con una mordida. No hay mejor recordatorio de que las cicatrices coloniales también pueden saber bien.
4. Caphe Luc Hang – El café que no esperabas amar

El salt coffee (o café salado) suena a error, pero funciona. Café vietnamita intenso, leche condensada y una pizca de sal que equilibra todo. Por 25.000 VND (1.02 USD), obtienes una taza que te enseña que el café no siempre tiene que ser dulce ni pretencioso.
En este rincón tranquilo, los locales beben sin mirar el reloj. En Hanoi, el café no se toma: se contempla. Y mientras tanto, la ciudad sigue corriendo sin ti, como debe ser.
5. Bun Oc Giang – El mediodía en un tazón

El Bun Oc es el plato que cierra la jornada con un golpe. Una sopa de noodles, caracoles, tomate y hierbas frescas. Suena ligero, pero no lo es. Es ácido, salado, picante… como la vida misma.
En Bun Oc Giang, una institución local, cuesta 40.000 a 60.000 VND (1.60 – 2.45 USD), y te deja claro que lo sofisticado no siempre lleva mantel blanco. Aquí, los caracoles cuentan historias de casas inundadas y madres que cocinan con lo que hay.
Hanoi en cinco bocados, una verdad sin filtros
Comer en Hanoi es aprender sin manuales. Cada plato es una lección sobre historia, resistencia y sabor. No hay trucos ni pretensiones: solo fuego, arroz y la obstinación de un pueblo que convirtió la escasez en arte.
Esta ruta gastronómica por Hanoi no te promete confort ni glamour. Te promete autenticidad. Te promete ese tipo de comida que deja huella en el paladar y un leve arrepentimiento en el estómago.
Porque al final, eso es Vietnam: un país que no pide permiso para ser intenso. Te alimenta, te sacude y te recuerda (entre un sorbo de café salado y un bocado de caracol) que la vida, como la comida callejera, se disfruta mejor cuando no intentas entenderla del todo.
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Hasta la próxima aventura, si la resaca me deja.





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